«Los verdaderos maestros no dejan huella. Son como el viento de la noche que atraviesa y cambia por completo al discípulo sin por ello alterar nada, ni siquiera sus mayores debilidades: arrastra todas las ideas que tenía sobre sí mismo y lo deja como siempre ha sido, desde el principio.»

Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber

martes, 15 de enero de 2008

¿Yoguis sin futuro?

Es posible que las cajeras de los supermercados no tengan demasiado futuro, aunque empiezo a dudarlo tras enterarme del caso de la cajera francesa que se está haciendo famosa con su blog. Contribuiré aún más a ello. Si no lo creéis podéis hacer clic en
http://caissierenofutur.over-blog.com

Lo que me preocupa es si esta profesión nuestra del yoga itinerante lo tendrá. Porque el asunto de llevar la tradición yóguica a los lugares más remotos de esta bendita península en medio de las inclemencias invernales y de los temporales económicos posnavideños se me antoja en algunos momentos harto complicado y agotador.

A duras penas trato de hacerme un hueco a caballo entre las asanas rurales y las urbanas en esa tierra de nadie que a veces parece ser esta profesión tan cogida por los pelos. Sin embargo en algunas ocasiones, y últimamente con una mayor frecuencia, algo me dice que pronto podremos perfilar el cuerpo de una ciencia yóguica más completa y más bella.

Sin duda algo profundo bulle debajo de estos aparentes yogas simples, debajo de estas gimnasias psicofísicas de barrio, como algunos las califican. Veremos si las asanas soportan el peso de toda esa poesía que lucha por emerger desde el fondo de los cuerpos de todos los que se inician en esta ciencia eterna.

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