«Los verdaderos maestros no dejan huella. Son como el viento de la noche que atraviesa y cambia por completo al discípulo sin por ello alterar nada, ni siquiera sus mayores debilidades: arrastra todas las ideas que tenía sobre sí mismo y lo deja como siempre ha sido, desde el principio.»

Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber

lunes, 24 de marzo de 2008

Crop circles


Hace unos días he podido ver en televisión un reportaje sobre el conocido asunto de los crop circles, los famosos pictogramas que aparecen en los campos de cereal de Inglaterra y otros países. Lo cierto es que el mundo de los fenómenos paranormales y la temática extraterrestre no son temas que me interesen especialmente, sobre todo por la pseudociencia que siempre ha rodeado estos asuntos y por la falta de rigor con que a menudo son tratados muchos de ellos.

Sin embargo el tema de los pictogramas parece que está comenzando a ser un caso aparte. Lo que está claro es que, después de ser desenmascarados los supuestos bromistas que se dedicaban a realizar estos dibujos y descartados como posibles ejecutores de semejantes hazañas pictóricas, estos dibujos ya son una evidencia para todo el mundo. Parece que cada verano aparecen más y con una complejidad mayor, y desde luego me resulta muy difícil creer que unos simples campesinos sean capaces de realizar semejantes obras.

Según muchos investigadores del fenómeno los pictogramas son obra de inteligencias no humanas, ya sean inteligencias extraterrestres o de otro tipo. Lo que está claro es que los dibujos están ahí para cualquiera que pueda abrir los ojos ante tan espectacular fenómeno, un fenómeno que por cierto creo que merece ser investigado a fondo, aunque por lo visto, como suele suceder en estos casos, la comunidad científica de turno no se hace eco de la contundente evidencia y de las contundentes pruebas.

Según se comenta parece que las inteligencias autoras de los pictogramas están tratando de transmitir un mensaje a la humanidad. Desde luego por la simbología que parecen mostrar los dibujos, símbolos que nos remiten por una parte a numerosas culturas de la antigüedad y por otra al mismo corazón de la ciencia moderna (recordemos que entre los pictogramas han aparecido el conjunto de Mandelbrot, un objeto fractal, y el código del ADN entre otros), parece que así es.

Los entusiastas de la Nueva Era atribuyen los dibujos y su proliferación y complejidad de los últimos años a la evidencia de que estamos a las puertas de un cambio de conciencia y que desde luego suponen una llamada para que podamos abrirnos a una realidad sin duda más espiritual. Yo personalmente he visitado la zona donde aparecen los pictogramas en dos ocasiones (básicamente el triángulo cuyos vértices son Stonehenge, Glastonbury y Avebury) y lo cierto es que siempre me ha parecido una tierra profundamente mística.

¿Qué me decís vosotros, realidad, ficción, pseudociencia o simplemente un engaño masivo?

jueves, 20 de marzo de 2008

Yoguilates

Parece que el Yoguilates está de moda. Sin embargo hay algo que todos sus practicantes deberían saber. Según se cuenta el Yoguilates nace como una forma de fusión del Yoga y del Pilates y como una forma de combinar los beneficios físicos del Pilates con el equilibrio psicofísico del Yoga.

Pero observemos una cosa. El Pilates trabaja fundamentalmente sobre el cuerpo (por supuesto no hay ninguna tradición espiritual ni psicológica detrás de ello) y el Hatha Yoga trabaja sobre una dimensión psicofísica, digamos que sobre el cuerpo-mente global (y esta sí es una tradición de muchos siglos de antigüedad).

Que el Yoga sea un elemento que integra la dimensión corporal y la mental quiere decir que trabaja y fusiona esos dos dominios. Por tanto pretender inventar una fusión de ambos, como parece que pretende el Yoguilates, es algo que ya se ha hecho hace mucho tiempo, y esa fusión se llama Hatha Yoga. Como mucho podríamos decir que el Yoguilates es un estilo más de Hatha Yoga.

Por otra parte, como dije antes, el Yoga es una tradición espiritual. De hecho el Hatha Yoga nos proporciona la posibilidad de ingresar en dominios genuinamente espirituales, digamos que la integración cuerpo-mente es el requisito necesario para poder introducirnos de lleno en esos dominios, y este es un factor que el Pilates por sí solo o el Yoguilates no parecen considerar.

Soy consciente de que es muy posible que a los practicantes de Pilates o de Yoguilates (incluso de Hatha Yoga) les suene a chino hablarles de ingresar en dominios genuinamente espirituales. Sin embargo ese es precisamente uno de los objetivos del Hatha Yoga (de hecho el objetivo supremo).

En fin, se nos presenta como novedad algo que evidentemente no lo es. No puedo calificarlo como otra cosa que como una fusión altamente descafeinada, una fusión sin tradición, sin espiritualidad y con muy pocas aspiraciones hacia la verdadera trascendencia. Puestos a hacer fusiones no estaría de más probar con el Yoguichilates, el Chikunglates, o simplemente tratar de fusionar el yoga con los bailes charros, o el levantamiento de pesas con las matemáticas. Tal vez en un futuro también haya mercado para todas estas cosas.

sábado, 15 de marzo de 2008

Ingenuos despertares

En ocasiones, cuando nos iniciamos en un camino espiritual o cuando simplemente tenemos un atisbo de lo que podemos llamar una realidad más elevada solemos hablar del despertar de la conciencia y cuando nos referimos a estas personas solemos decir que están “despiertas” en contraposición a su estado anterior de “dormidas”. Es un tema que suele darse muy a menudo en el círculo de la Nueva Era.

Y lo cierto es que con seguridad se trata de algún tipo de despertar pero probablemente no del verdadero Despertar, estado según el cual se define habitualmente al Buda (de hecho el Buda en sánscrito significa el “despierto”). Yo diría que generalmente ese pequeño despertar no es más que una toma de conciencia de que las cosas pueden ser realmente diferentes de cómo lo venían siendo hasta ahora, y esa toma de conciencia supone por lo general adquirir una visión más amplia de las mismas y una conciencia en la que aparecen valores y perspectivas que antes ni siquiera podíamos contemplar.

Pero este despertar no es con toda certeza el gran Despertar del Buda, sino, como algunos investigadores han demostrado, uno más de los muchos despertares de todo el proceso del desarrollo. El caso es que a primera vista ese pequeño despertar (un acontecimiento que entre los entusiastas de la Nueva Era va acompañado de todo tipo de supuestas iluminaciones e intuiciones, activación de determinadas energías, etc., algunas de las cuales es posible que sean verdaderas) se puede parecer al gran Despertar, al igual que pueden parecerse todos los cruces de cualquier frontera.

Sin embargo hay un asunto que casi siempre suele pasarse por alto y es el hecho de que al activarse todo un nuevo rango de sensibilidades también se hace más patente y evidente la necesidad de integrar lo que en clave psicológica podemos llamar la sombra, es decir, aspectos de uno mismo reprimidos, inconscientes, etc. Y ciertamente dar una solución a la sombra no es algo que ocurra por arte de magia como a veces se piensa, sino que por lo general éste es un trabajo que nos puede llevar años, por no decir décadas, por no decir toda la vida.

Por tanto después del subidón inicial hacia las alturas espirituales se hace necesaria y, en determinado momento, muy urgente la integración de la sombra. Aún así, suponiendo que hayamos podido reconciliarnos con los fantasmas del ayer no debemos olvidar, como ya bien intuyó Patanjali, que “la sustancia de lo que ha desaparecido y de lo que puede aparecer existe siempre” (Yoga Sutra IV 12), de lo cual podemos deducir que todo permanece en estado latente y que nunca se está libre de que determinados dolores del ayer puedan reaparecer hoy. De nuestra conciencia dependerá trascender todas esas situaciones.

martes, 4 de marzo de 2008

Del físico al místico, y más allá

En muchas ocasiones cuando me preguntan a qué me dedico no sé muy bien qué contestar. El caso es que he estudiado física pero no me identifico con los físicos ni con nada de lo que hacen. Prefiero pensar y sacar conclusiones sobre lo que hacen los físicos. Les dejo el trabajo “duro” a ellos.

También he estudiado yoga y la tradición hindú, y lo sigo haciendo, pero en cierta forma tampoco me identifico plenamente con los yoguis, con ciertos hatha yoguis supuestamente bien formados.

No me identifico con unos ni con otros por una razón muy sencilla. No creo que la física sea la más importante de las ciencias como muchos físicos (y catedráticos) pretenden y creen, aunque no lo digan explícitamente, ni tampoco creo que el hatha yoga sea la panacea de la salud como muchos yoguis sugieren.

Según ellos la fórmula es muy simple:
Estudia Física y conocerás la realidad.
Practica yoga y estarás sano.

Afortunada o desgraciadamente la vida es algo mucho más rico y más complejo que esas simples fórmulas que nos proponen, fórmulas que como casi todo hoy día les son útiles a todos los que comercian con el conocimiento por un lado y con la salud por el otro.

Yo simplemente abogo por tener una vista panorámica de las cosas, así que puedo decir que me dedico a algo así como a ver las cosas en perspectiva con lo cual evito posibles identificaciones con unos y con otros. Por definición huyo de cualquier tipo de clasificación y encasillamiento, aunque no dudo que en determinados momentos eso es útil para enfrentarnos al mundo, y sobre todo para tener la nevera llena a fin de mes.

Digamos que mi aspiración es tratar de llegar a una nueva forma de ser y estar en el mundo, una forma que se asiente en lo que haya de verdad en esas visiones particulares con sus respectivas fórmulas (no las niego), pero poniendo los ojos y el hacer en lo que haya más allá de todo ello. La vieja idea ya comentada (ver otra entrada) de tener los pies en el mundo pero tener el corazón, el alma y la mente en lo que esté por venir.