«Los verdaderos maestros no dejan huella. Son como el viento de la noche que atraviesa y cambia por completo al discípulo sin por ello alterar nada, ni siquiera sus mayores debilidades: arrastra todas las ideas que tenía sobre sí mismo y lo deja como siempre ha sido, desde el principio.»

Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber

martes, 4 de marzo de 2008

Del físico al místico, y más allá

En muchas ocasiones cuando me preguntan a qué me dedico no sé muy bien qué contestar. El caso es que he estudiado física pero no me identifico con los físicos ni con nada de lo que hacen. Prefiero pensar y sacar conclusiones sobre lo que hacen los físicos. Les dejo el trabajo “duro” a ellos.

También he estudiado yoga y la tradición hindú, y lo sigo haciendo, pero en cierta forma tampoco me identifico plenamente con los yoguis, con ciertos hatha yoguis supuestamente bien formados.

No me identifico con unos ni con otros por una razón muy sencilla. No creo que la física sea la más importante de las ciencias como muchos físicos (y catedráticos) pretenden y creen, aunque no lo digan explícitamente, ni tampoco creo que el hatha yoga sea la panacea de la salud como muchos yoguis sugieren.

Según ellos la fórmula es muy simple:
Estudia Física y conocerás la realidad.
Practica yoga y estarás sano.

Afortunada o desgraciadamente la vida es algo mucho más rico y más complejo que esas simples fórmulas que nos proponen, fórmulas que como casi todo hoy día les son útiles a todos los que comercian con el conocimiento por un lado y con la salud por el otro.

Yo simplemente abogo por tener una vista panorámica de las cosas, así que puedo decir que me dedico a algo así como a ver las cosas en perspectiva con lo cual evito posibles identificaciones con unos y con otros. Por definición huyo de cualquier tipo de clasificación y encasillamiento, aunque no dudo que en determinados momentos eso es útil para enfrentarnos al mundo, y sobre todo para tener la nevera llena a fin de mes.

Digamos que mi aspiración es tratar de llegar a una nueva forma de ser y estar en el mundo, una forma que se asiente en lo que haya de verdad en esas visiones particulares con sus respectivas fórmulas (no las niego), pero poniendo los ojos y el hacer en lo que haya más allá de todo ello. La vieja idea ya comentada (ver otra entrada) de tener los pies en el mundo pero tener el corazón, el alma y la mente en lo que esté por venir.

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