«Los verdaderos maestros no dejan huella. Son como el viento de la noche que atraviesa y cambia por completo al discípulo sin por ello alterar nada, ni siquiera sus mayores debilidades: arrastra todas las ideas que tenía sobre sí mismo y lo deja como siempre ha sido, desde el principio.»

Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber

jueves, 26 de junio de 2008

Ken Wilber

Lo cierto es que desde que me he topado con la obra de Ken Wilber he experimentado algo así como “un antes y un después”, uno más de los muchos “antes y después” con que me he encontrado al leer la obra de muchos otros autores. Al igual que todos los mundos que han aparecido tras atravesar todas esas puertas el mundo atisbado al poner los pies en la panorámica wilberiana presenta a todas luces un único y singular sabor.

Sin embargo es muy posible que, como es lógico por otra parte, Ken Wilber no tenga la última palabra en todos estos asuntos espirituales que nos ocupan. Sin ir más lejos, y para mi sorpresa, acabo de conocer a un español que presenta un enfoque de la espiritualidad, digámoslo así, alternativo al de Wilber. Se trata de Jorge N. Ferrer, profesor del California Institute of Integral Studies (ciis) y autor del libro Espiritualidad Creativa (editorial Kairós), un título claramente mucho más comercial que el original inglés Revisioning Transpersonal Theory.

Creo que vale la pena echar un vistazo a la obra de Ferrer al igual que a algunos artículos suyos que aparecen en la red. Su visión de la espiritualidad parece basarse en muchos aspectos en la obra de Francisco Varela y en su paradigma enactivo. Puede resultar interesante escuchar una conferencia de Ferrer sobre todos estos temas en la Universidad de Florida. Podéis escucharla íntegramente (dura más o menos una hora) en un inglés bastante asequible aquí.

En cualquier caso, y aún teniendo en cuenta la aproximación de Ferrer, muchos aspectos de la obra de Wilber, por su erudición en algunos temas, por su claridad expositiva y por sus argumentos, se me antojan sencillamente incontestables.

lunes, 16 de junio de 2008

Big Mind, Big Heart

Parece que el proceso Big Mind está de moda. Yo tuve la oportunidad de realizarlo hace unos dos meses de la mano de Alejandro Villar. Como imagino que muchos de vosotros no sabréis aún de qué se trata os diré que la persona que lo ha desarrollado es el maestro zen Genpo Roshi. Lo cierto es que es un proceso bastante original en el que se combinan algunos elementos de la psicología occidental y de las tradiciones contemplativas orientales como el zen. El objetivo de todo el proceso es tener un atisbo de lo que Genpo ha llamado la Gran Mente, un vislumbre rápido de “nuestra verdadera naturaleza” o del “despertar” tal como los conciben esas tradiciones contemplativas.

Hay que decir que todo el asunto está patrocinado por Ken Wilber, algo que está contribuyendo a que este proceso sea bastante popular entre sus incondicionales.

Desde mi propio punto de vista tengo que decir que el proceso me pareció francamente interesante porque, en cierta forma, reúne algunos elementos que es posible que puedan hacernos tener un atisbo de esa Gran Mente. Si tuviera que ponerle adjetivos tendría que decir que me pareció un bello proceso terapéutico, liberador, pacificador, integrador; una toma de conciencia muy potente sobre algunos aspectos de la personalidad y una toma de contacto con ciertos aspectos de la experiencia auténticamente espirituales.

Sin embargo no sé exactamente si tuve un atisbo de la Gran Mente. Desde luego si el estado final al que me condujo el proceso es un destello de esa Gran Mente tengo que decir que no se diferencia mucho de los estados que fácilmente puedo conseguir a diario en mi meditación habitual o en determinados momentos del día.

Es posible que el proceso Big Mind nos brinde un acceso rápido a esos estados iluminados pero pienso que no es una varita mágica a través de la cual vayamos de pronto a iluminarnos todos.

Lo que creo es que siendo Ken Wiber un autor tan influyente en estos círculos transpersonales y espirituales es muy fácil pensar y creer que sus prácticas y técnicas favoritas nos van a sentar igual de bien a todos nosotros, cosa que no tiene por qué ocurrir.

Pienso que debemos ser lo suficientemente críticos con todos los productos espirituales que caen en nuestras manos y también con todos nuestros autores favoritos porque si no corremos un gran riesgo de padecer guruítis (seguimiento compulsivo de un gurú o maestro espiritulal) y de descubrirnos a nosotros mismos pronunciando las mismas palabras que ellos y escribiendo las mismas cosas que ellos, cosa que es bastante común en todos nosotros y sobre todo en estos círculos.

Pienso que en muchas ocasiones nos aferramos demasiado a estos papás espirituales y que a fin de cuentas lo único que conseguimos con esta actitud es frenar nuestro propio desarrollo libre e independiente.

Francamente no tengo ninguna prisa por iluminarme ni por tener un atisbo de la Gran Mente (a lo Genpo Roshi), creo que hay otros asuntos previos que pueden ser tremendamente iluminadores y que no tienen nada que ver con lo que las tradiciones contemplativas de Oriente o de Occidente nos puedan contar. Pero para todos los que queráis saber algo más sobre este proceso podéis echar un vistazo al libro Gran Mente, Gran Corazón de Genpo Roshi publicado en La Liebre de Marzo.

viernes, 6 de junio de 2008

Teatro Espontáneo

Mientras nos contaban que Jodorowsky, alguien a quien por cierto admiro profundamente, abarrotaba un local de Valladolid con cientos de personas deseosas de recibir algún consejo psicomágico nosotros presentábamos una vez más, y ya van nueve, mi libro; esta vez en Ponferrada.

En nuestro caso no hubo ni largas colas, ni largas esperas, ni gente que se quedara sin invitación. Tan sólo pude ver una modesta docena de personas que valientemente acudió a nuestra cita. Creo que en el escenario éramos tantos como en las butacas de patio.

El Grupo de Teatro Espontáneo nos acompañaba en nuestra negrura y en nuestra profundidad. No hubo mentes que se quedaran en blanco. Los personajes cobraron vida haciéndose los dueños de la escena con un dinamismo vivo y bello. Cuando nuestros labios callaban un alma majestuosa y omnipresente nos abrazaba.

En esta ocasión los rugidos estuvieron hechos de silencio. Las historias se hicieron reales en interpretaciones sublimes. Cada uno dibujó a su manera los perfiles de los personajes y éstos pudieron hablar a través de los gestos y de las manos desnudas de los intérpretes.

No conseguimos llenar el auditorio pero milagrosamente pude ver como mis historias se hacían reales. Tal vez en un futuro no muy lejano esas representaciones puedan revelarnos otros insólitos y sorprendentes significados.

lunes, 2 de junio de 2008

¿Fin del yoga ambulante?

Mucho me temo que como no cambien las cosas de forma notable mis días como profesor de yoga están contados. Decididamente dedicarse a esta profesión en estos tiempos que corren parece ser harto difícil.

Difícilmente llegamos a los mil euros mensuales, un sueldo claramente indigno, por supuesto sin ningún tipo de pagas extras y con la dificultad añadida de tener que cotizar como trabajadores autónomos.

Porque desde mi punto de vista un profesor de yoga debería cobrar por lo menos lo mismo que cualquier otro profesor de la enseñanza institucionalizada, ya sea de matemáticas, de física o de literatura. Y esto por la sencilla razón de que lo que enseñamos es tan valioso o más que lo que todas esas disciplinas pueden ofrecer, como ya he sugerido en otra entrada.

El problema es que el yoga no forma parte de los programas de la enseñanza institucionalizada y tiene que venderse como poco más que una mera gimnasia que el “monitor” de turno ofrece en sus ratos libres y a cambio de unos pocos euros. Esta parece ser la perspectiva de la mayor parte de los círculos sociales y oficiales del mundo occidental. Así pues, la alternativa a todo esto ha sido y sigue siendo crear escuelas independientes a través de las cuales el yoga pueda florecer, como ciertamente lo ha hecho.

A mi juicio estas enseñanzas no son lo suficientemente reconocidas ni están lo suficientemente remuneradas en el ámbito oficial precisamente porque su estatus se ve miserablemente rebajado al de una burda gimnasia de barrio habiendo sido despojada de toda la tradición de milenios que la legitima, una tradición, por cierto, genuinamente espiritual.

Pero como en esta bendita península y, más en concreto, en esta “culta ciudad” todo lo que suena a espiritual y no se ajusta a los cánones preestablecidos da “yuyu” parece imposible que ese reconocimiento pueda tener lugar, lo cual fomentará que el yoga no se distinga excesivamente, como ya he sugerido en otro lugar, del yoguilates, de la bachata o de los bailes charros.

La subida del gasoleo tampoco ayuda a que podamos seguir recorriendo los confines de la provincia en nuestra cruzada yóguica. A pesar de todo, ahora y en el futuro, nuestra responsabilidad como profesores de yoga integralmente informados consistirá precisamente en eso, en algo tan simple como ofrecer una formación de calidad adereza tal vez con pequeñas perlas de sabiduría. En ese caso el Espíritu hablará siempre por nosotros y tal vez reconozcamos que nuestra aventura habrá valido la pena.