«Los verdaderos maestros no dejan huella. Son como el viento de la noche que atraviesa y cambia por completo al discípulo sin por ello alterar nada, ni siquiera sus mayores debilidades: arrastra todas las ideas que tenía sobre sí mismo y lo deja como siempre ha sido, desde el principio.»

Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber

miércoles, 14 de octubre de 2009

Recobrar la Sabiduría

Es posible que todo esto de la sabiduría integral pueda parecer un tanto pretencioso. Así pues, una aclaración de lo que pretendo dar a entender con esas palabras nos podrá mostrar el verdadero alcance de esa expresión.

De entrada con sabiduría no me refiero a la mera erudición intelectual sino al conocimiento en su más alta concepción, conocimiento que no es otra cosa que conocimiento-realización del Ser; en otras palabras, conocimiento de uno mismo o filosofía práctica aplicada a la vida cotidiana.

Y creo que reclamar esto es absolutamente legítimo, especialmente en una sociedad en la que la sabiduría brilla por su ausencia, algo que ya ha denunciado Mónica Cavallé entre otros. Y no me refiero a una sabiduría al alcance de sólo unos pocos sino a algo que es una capacidad, una destreza, un derecho y una responsabilidad que cualquier ser humano puede desarrollar.

Integral porque se refiere al conjunto de dominios de los que participamos y de los que tenemos noticia: materia, mente, alma, espíritu. Integral porque se trata de un abrazo amoroso que pueda acoger en sí a toda realidad, sin exclusiones y sin discriminaciones, e integral porque pretende tener acceso a una perspectiva más y más amplia de las cosas.

Así pues, al asunto que nos ocupa es verdaderamente una sabiduría integral. ¿Alguien da más? Y se trata de recobrarla e implementarla en nuestras coordenadas histórico-culturales actuales. Podéis encontrar alguna pista para poder hacer todo eso en el libro La sabiduría recobrada de Mónica Cavallé, un libro maravilloso recomendable en todos los sentidos.