Pues si, finalmente me he embarcado en esta aventura. A pesar de que el mar de mi conciencia no estaba del todo tranquilo he decidido hacer la maleta y poner rumbo a Escocia via Londres.
De todas formas continuo bajo el efecto de lo que he llamado el sindrome de Ebaristo. Por el momento baste decir que Ebaristo ha sido probablemente uno de los heroes anonimos de mi familia. Desde mi pequeinez londinense deseo dedicarle este viaje, entre otros, a el.
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