Hace unos cuantos años me hice con un curioso manual de medicina alternativa que llevaba por título: Introducción a la medicina cuántica. Manual de la terapia de Biorresonancia para la consulta médica y naturista de un tal B. Köhler, algo a primera vista prometedor, innovador y que parecía ser a todas luces lo último en este tipo de enfoques alternativos a la medicina.
Pues bien, acabo de leerlo, y tengo que decir que ha habido capítulos enteros que me resultan ilegibles, y no por la complejidad de la exposición sino por la extraña mezcla de conceptos tomados de la física cuántica, de diversas tradiciones de sabiduría, del esoterismo y de algunos otros campos.
No faltan referencias a muchos otros autores, casi todos ellos alemanes, que parece ser se dedican a la investigación de los mismos temas que plantea el autor. Rastreando, rastreando, he encontrado un par de ellos cuyas investigaciones quizá valga la pena tener en cuenta. Se trata del físico alemán B. Heim, cuya visión de la física cuántica no ha sido demasiado reconocida, y sobre todo del biofísico F. A. Popp, cuya investigación sobre biofotones y sobre los llamados biosolitones merece una consideración especial.
La conclusión a la que parece que se quiere llegar es que la conciencia y el psiquismo pueden tener un fundamento cuántico que puede ser trabajado en la terapia de Biorresonancia propuesta, una idea que, dicho sea de paso, es la misma que sostiene Pedro López Clemente para explicar los fundamentos de la enfermedad y de la curación.
Pero esta idea no es nueva. Tendríamos que remontarnos veinte años atrás para encontrar una idea similar en Danah Zohar y su “conciencia cuántica”, una idea que por cierto se ha terminado diluyendo tras no haber encontrado ni una mínima corroboración por otros investigadores ni ningún tipo de respaldo por parte de la comunidad científica, lo cual no es en absoluto sorprendente.
Desde mi punto de vista uno de los asuntos que colea detrás de todo ello no es otro que el problema de la relación mente-cuerpo y la posición de la medicina al respecto. Una cuestión que Köhler parece zanjar al hacer afirmaciones del tipo: […] todo pensamiento genera un patrón de frecuencias específico. Éste entra en resonancia con determinadas estructuras corporales, por ejemplo los órganos. En fin, la vieja idea de la mente influyendo sobre la materia.
No sé si algo parecido a esta medicina cuántica tendrá algún tipo de futuro. Lo que es evidente es que si el autor de este manual pretende dar algún tipo de credibilidad a su trabajo utilizando conceptos cuánticos y amontonando palabras tomadas de la sabiduría antigua fracasa estrepitosamente.
No, la forma de esta medicina cuántica no es Bella, detrás de su presentación resulta muy difícil encontrar los rastros de Verdad que pueda contener. Tal vez Köhler desconoce que Fondo y Forma son no dos, que ambos se reflejan mutuamente partícipes de un mismo Fundamento. Salvemos pues a Popp.
¡Benditos manuales fotocopiados! ¡Bendita sabiduría no dual!
Pues bien, acabo de leerlo, y tengo que decir que ha habido capítulos enteros que me resultan ilegibles, y no por la complejidad de la exposición sino por la extraña mezcla de conceptos tomados de la física cuántica, de diversas tradiciones de sabiduría, del esoterismo y de algunos otros campos.
No faltan referencias a muchos otros autores, casi todos ellos alemanes, que parece ser se dedican a la investigación de los mismos temas que plantea el autor. Rastreando, rastreando, he encontrado un par de ellos cuyas investigaciones quizá valga la pena tener en cuenta. Se trata del físico alemán B. Heim, cuya visión de la física cuántica no ha sido demasiado reconocida, y sobre todo del biofísico F. A. Popp, cuya investigación sobre biofotones y sobre los llamados biosolitones merece una consideración especial.
La conclusión a la que parece que se quiere llegar es que la conciencia y el psiquismo pueden tener un fundamento cuántico que puede ser trabajado en la terapia de Biorresonancia propuesta, una idea que, dicho sea de paso, es la misma que sostiene Pedro López Clemente para explicar los fundamentos de la enfermedad y de la curación.
Pero esta idea no es nueva. Tendríamos que remontarnos veinte años atrás para encontrar una idea similar en Danah Zohar y su “conciencia cuántica”, una idea que por cierto se ha terminado diluyendo tras no haber encontrado ni una mínima corroboración por otros investigadores ni ningún tipo de respaldo por parte de la comunidad científica, lo cual no es en absoluto sorprendente.
Desde mi punto de vista uno de los asuntos que colea detrás de todo ello no es otro que el problema de la relación mente-cuerpo y la posición de la medicina al respecto. Una cuestión que Köhler parece zanjar al hacer afirmaciones del tipo: […] todo pensamiento genera un patrón de frecuencias específico. Éste entra en resonancia con determinadas estructuras corporales, por ejemplo los órganos. En fin, la vieja idea de la mente influyendo sobre la materia.
No sé si algo parecido a esta medicina cuántica tendrá algún tipo de futuro. Lo que es evidente es que si el autor de este manual pretende dar algún tipo de credibilidad a su trabajo utilizando conceptos cuánticos y amontonando palabras tomadas de la sabiduría antigua fracasa estrepitosamente.
No, la forma de esta medicina cuántica no es Bella, detrás de su presentación resulta muy difícil encontrar los rastros de Verdad que pueda contener. Tal vez Köhler desconoce que Fondo y Forma son no dos, que ambos se reflejan mutuamente partícipes de un mismo Fundamento. Salvemos pues a Popp.
¡Benditos manuales fotocopiados! ¡Bendita sabiduría no dual!
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