Hace unos cinco años inicié la preparación de una serie de seminarios de carácter teórico que tenían como objetivo, entre otras cosas, profundizar en las raíces del hatha yoga y por añadidura en la vasta tradición hindú.
La intención era que dichos seminarios pudieran complementar el trabajo psicofísico de mis propios alumnos, y que sirvieran de toma de contacto con el mundo de la espiritualidad (sobre todo de la espiritualidad hindú) para todos aquellos que se deciden por un camino de ese tipo sin la necesidad de iniciar la práctica del hatha yoga. El seminario, desde esta última posibilidad, podría entenderse y enmarcarse dentro de la tradición del Gñana yoga, el yoga del conocimiento tal como habitualmente se entiende ese término.
Pero en el seminario no se trataban únicamente aspectos del hinduismo o del yoga sino que también planteaba abiertamente la relación de determinados conceptos e ideas surgidas en su seno con elementos de la tradición occidental y con las ideas de algunos pensadores orientales y occidentales.
Así mismo se exploraban ciertos aspectos de la ciencia moderna que pudieran tener alguna relevancia en el entendimiento y en la comprensión de todas esas ideas espirituales y religiosas. La idea no era otra que dotar a nuestra visión de unas gafas multiperspectivales desde las cuales abordar todos esos asuntos.
Finalmente, y a lo largo de dos años, realizamos cuatro seminarios de ese tipo con el título Mapas del Espíritu, y lo cierto es que el número de alumnos fue realmente pequeño. Seguramente fue así porque paradójicamente a la mayor parte de las personas que practican hatha yoga únicamente les interesa la mera práctica física, algo que por otra parte está francamente bien.
Desde luego este seminario prometía un verdadero camino de transformación. Pues bien, lo cierto es que me estoy planteando retomar de nuevo todo el asunto en forma de taller permanente. La novedad sería que no se trataría ya únicamente de un taller teórico sino que introduciríamos algunos elementos prácticos (ya sabéis, un poco de hatha yoga, algo de meditación, algo de teoría, una pizca de escucha y de reflexión consciente, ¡algún tipo de terapia!); en fin, algo verdaderamente integral, que parece que es lo que está de moda.
Así pues, el asunto promete de verdad. No puedo dejar de recomendaros que permanezcáis atentos a vuestras pantallas hasta el día del estreno para saber algo más de todo ello. Esperemos que nuestro reencuentro con el Espíritu y nuestras estelares, casi cósmicas, propuestas también estén llenas de un suave y místico glamour.
La intención era que dichos seminarios pudieran complementar el trabajo psicofísico de mis propios alumnos, y que sirvieran de toma de contacto con el mundo de la espiritualidad (sobre todo de la espiritualidad hindú) para todos aquellos que se deciden por un camino de ese tipo sin la necesidad de iniciar la práctica del hatha yoga. El seminario, desde esta última posibilidad, podría entenderse y enmarcarse dentro de la tradición del Gñana yoga, el yoga del conocimiento tal como habitualmente se entiende ese término.
Pero en el seminario no se trataban únicamente aspectos del hinduismo o del yoga sino que también planteaba abiertamente la relación de determinados conceptos e ideas surgidas en su seno con elementos de la tradición occidental y con las ideas de algunos pensadores orientales y occidentales.
Así mismo se exploraban ciertos aspectos de la ciencia moderna que pudieran tener alguna relevancia en el entendimiento y en la comprensión de todas esas ideas espirituales y religiosas. La idea no era otra que dotar a nuestra visión de unas gafas multiperspectivales desde las cuales abordar todos esos asuntos.
Finalmente, y a lo largo de dos años, realizamos cuatro seminarios de ese tipo con el título Mapas del Espíritu, y lo cierto es que el número de alumnos fue realmente pequeño. Seguramente fue así porque paradójicamente a la mayor parte de las personas que practican hatha yoga únicamente les interesa la mera práctica física, algo que por otra parte está francamente bien.
Desde luego este seminario prometía un verdadero camino de transformación. Pues bien, lo cierto es que me estoy planteando retomar de nuevo todo el asunto en forma de taller permanente. La novedad sería que no se trataría ya únicamente de un taller teórico sino que introduciríamos algunos elementos prácticos (ya sabéis, un poco de hatha yoga, algo de meditación, algo de teoría, una pizca de escucha y de reflexión consciente, ¡algún tipo de terapia!); en fin, algo verdaderamente integral, que parece que es lo que está de moda.
Así pues, el asunto promete de verdad. No puedo dejar de recomendaros que permanezcáis atentos a vuestras pantallas hasta el día del estreno para saber algo más de todo ello. Esperemos que nuestro reencuentro con el Espíritu y nuestras estelares, casi cósmicas, propuestas también estén llenas de un suave y místico glamour.