Hace unos meses escribí un artículo sobre la visión y la filosofía de Edward Bach. Se trataba de un estudio de Bach desde una perspectiva transpersonal.
Mi intención era acercar el mundo de la psicología transpersonal a la visión y a la terapia propuestas por el médico de origen galés.
De hecho, envié el artículo al Journal of Transpersonal Research (JTR) para que lo publicasen.
Quería, y sigo queriendo, psicologizar a Bach, ya que, al fin y al cabo, los expertos en psiquismo, y en otros asuntos de la conciencia, son los psicólogos.
El artículo fue rechazado.
Querían trabajos que tuvieran una fuerte base empírica; o sea, datos, estadísticas, números, muestreos, pruebas, en definitiva, de que las Flores funcionan. Como si las Flores de Bach pudieran someterse tan fácilmente a las garras de la ciencia.
La sensación que da es que quieren pruebas de que lo transpersonal existe; en otras palabras, aplicar la ciencia, o quizá el cientifismo, a cosas transpersonales, cosas como el alma, el espíritu, la conciencia, etc.
El propio Ken Wilber ha intentado, en parte, hacer tal cosa, llegando incluso a proponer un matrimonio entre la ciencia y la religión, cosa que ha sido puesta en tela de juicio por otros investigadores.
Tal vez, como ya ha sugerido Jorge Ferrer, y como firmaría Lady Gaga, ese sea un mal romance.
De momento, mi romance con el JTR ha sufrido un serio revés.
Mi intención era acercar el mundo de la psicología transpersonal a la visión y a la terapia propuestas por el médico de origen galés.
De hecho, envié el artículo al Journal of Transpersonal Research (JTR) para que lo publicasen.
Quería, y sigo queriendo, psicologizar a Bach, ya que, al fin y al cabo, los expertos en psiquismo, y en otros asuntos de la conciencia, son los psicólogos.
El artículo fue rechazado.
Querían trabajos que tuvieran una fuerte base empírica; o sea, datos, estadísticas, números, muestreos, pruebas, en definitiva, de que las Flores funcionan. Como si las Flores de Bach pudieran someterse tan fácilmente a las garras de la ciencia.
La sensación que da es que quieren pruebas de que lo transpersonal existe; en otras palabras, aplicar la ciencia, o quizá el cientifismo, a cosas transpersonales, cosas como el alma, el espíritu, la conciencia, etc.
El propio Ken Wilber ha intentado, en parte, hacer tal cosa, llegando incluso a proponer un matrimonio entre la ciencia y la religión, cosa que ha sido puesta en tela de juicio por otros investigadores.
Tal vez, como ya ha sugerido Jorge Ferrer, y como firmaría Lady Gaga, ese sea un mal romance.
De momento, mi romance con el JTR ha sufrido un serio revés.
0 comentarios:
Publicar un comentario