Acabo de hincarle el diente al libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman; ya sabéis, un clásico sobre el tema de las emociones. Me ha parecido oportuno hacerlo debido a la posible relación que puedan tener las modernas investigaciones sobre las emociones con la terapia con Flores de Bach, sobre todo por ser esta última un asunto de emociones, por lo menos tal como se plantea hoy día en determinados círculos.
Sin embargo no estoy tan seguro de que las Flores de Bach sea tan sólo un asunto de emociones. Decididamente no creo que todas las flores correspondan a emociones o, como a veces se las describe, a reacciones emocionales que casi siempre se clasifican como si estuvieran al mismo nivel o pertenecieran a la misma categoría de “posibles reacciones emocionales que puede tener un ser humano” (todas ellas pertenecientes a alguno de los siete grupos en los que las clasificó Bach).
Lo que quiero decir es que casi con seguridad algunos estados emocionales Bach son, evolutivamente hablando, mucho más antiguos que otros. Si por ejemplo tomamos Rock Rose, la flor correspondiente al miedo irracional y paralizante, nos daremos cuenta de que el cariz y la textura emocional de ese estado son muy diferentes a los de muchos otros, como por ejemplo en el caso de Scleranthus, el típico estado de duda entre dos cosas.
Así pues no es muy difícil darse cuenta de que mientras Rock Rose corresponde más a una reacción visceral y corporal, probablemente bastante primitiva (tronco cerebral y sistema límbico), Scleranthus encaja más con una problemática más mental que otra cosa (neocórtex). El propio Goleman y muchos otros autores señalan que es muy posible que sólo haya unas pocas emociones realmente primitivas o protoemociones a partir de las cuales se han ido construyendo las demás.
Por tanto una tarea interesante podría ser tratar de situar los estados florales a lo largo de todo el espectro de conciencia (tronco cerebral – sistema límbico – neocórtex) o, lo que es lo mismo, tratar de situarlas en un contexto evolutivo por orden de aparición en el escenario emocional humano.
Me parece interesante porque, tal como han demostrado muchos autores, el mecanismo de la represión parece jugar un papel fundamental en nuestra psique, una represión que parece que sólo puede ser entendida si tenemos en cuenta la forma en que se desarrolla la evolución de las estructuras cerebrales y, por tanto, de sus posibles correlatos emocionales y mentales.
En nuestro contexto bachiano represión simplemente significaría que ciertos estados emocionales reprimen, ocultan, esconden o enmascaran a otros (las conocidas capas de cebolla), cosa que frecuentemente suele ser bastante habitual en la consulta. El asunto en estos casos sería ver si las capas de cebolla corresponden a una secuencia evolutiva o no.
Desde luego todo este tipo de investigaciones puede ser apasionante y, aunque por una parte es posible que en cierta medida nos apartemos de la sencillez que proclamaba Bach respecto al trabajo con su método curativo, debemos decir que por otra parte hacemos nuestras sus propias palabras respecto a las finalidades del médico del futuro: “tendrá que haber estudiado profundamente las leyes que rigen a la humanidad y a la propia naturaleza humana”, algo que por cierto es competencia de la Psicología y de muchas otras ciencias.
Sin embargo no estoy tan seguro de que las Flores de Bach sea tan sólo un asunto de emociones. Decididamente no creo que todas las flores correspondan a emociones o, como a veces se las describe, a reacciones emocionales que casi siempre se clasifican como si estuvieran al mismo nivel o pertenecieran a la misma categoría de “posibles reacciones emocionales que puede tener un ser humano” (todas ellas pertenecientes a alguno de los siete grupos en los que las clasificó Bach).
Lo que quiero decir es que casi con seguridad algunos estados emocionales Bach son, evolutivamente hablando, mucho más antiguos que otros. Si por ejemplo tomamos Rock Rose, la flor correspondiente al miedo irracional y paralizante, nos daremos cuenta de que el cariz y la textura emocional de ese estado son muy diferentes a los de muchos otros, como por ejemplo en el caso de Scleranthus, el típico estado de duda entre dos cosas.
Así pues no es muy difícil darse cuenta de que mientras Rock Rose corresponde más a una reacción visceral y corporal, probablemente bastante primitiva (tronco cerebral y sistema límbico), Scleranthus encaja más con una problemática más mental que otra cosa (neocórtex). El propio Goleman y muchos otros autores señalan que es muy posible que sólo haya unas pocas emociones realmente primitivas o protoemociones a partir de las cuales se han ido construyendo las demás.
Por tanto una tarea interesante podría ser tratar de situar los estados florales a lo largo de todo el espectro de conciencia (tronco cerebral – sistema límbico – neocórtex) o, lo que es lo mismo, tratar de situarlas en un contexto evolutivo por orden de aparición en el escenario emocional humano.
Me parece interesante porque, tal como han demostrado muchos autores, el mecanismo de la represión parece jugar un papel fundamental en nuestra psique, una represión que parece que sólo puede ser entendida si tenemos en cuenta la forma en que se desarrolla la evolución de las estructuras cerebrales y, por tanto, de sus posibles correlatos emocionales y mentales.
En nuestro contexto bachiano represión simplemente significaría que ciertos estados emocionales reprimen, ocultan, esconden o enmascaran a otros (las conocidas capas de cebolla), cosa que frecuentemente suele ser bastante habitual en la consulta. El asunto en estos casos sería ver si las capas de cebolla corresponden a una secuencia evolutiva o no.
Desde luego todo este tipo de investigaciones puede ser apasionante y, aunque por una parte es posible que en cierta medida nos apartemos de la sencillez que proclamaba Bach respecto al trabajo con su método curativo, debemos decir que por otra parte hacemos nuestras sus propias palabras respecto a las finalidades del médico del futuro: “tendrá que haber estudiado profundamente las leyes que rigen a la humanidad y a la propia naturaleza humana”, algo que por cierto es competencia de la Psicología y de muchas otras ciencias.
1 comentarios:
Interesantisimas consideraciones
sobre las flores de Bach, yo tambien he clasificado flores como"operativas"o "profundas", por ejemplo elm y larch lo llamo el
"compuesto para oposiciones"
Pine o Mustard son muy "serias", en cambio , etc...
Pero voy a otro tema tangencial-
La teoria de Hamer, la hiperclasificacion de enfermedades segun origen en ectodermo, mesodermo...
Personalmente no creo que el cuerpo desestabilizado actue con esa especializacion, sino que enferma en un organo de modo mas mecanico; mecanicamente el cuerpo hace pocas cosas y repetidas: inflamacion, tumoracion...
Sin embargo la mente y el espiritu son enormes en diferenciacion; me parece que el cuadro sinoptico de
Hamer es un modelo alemán hiperintrincado poco propio para el mecanicismo de la enfermedad corporal.
Este concepto de simplicidad es crucial en Bach, que se atrevio a algo mas "gordo", aplicarlo al espiritu o las emociones.
Yo tambien me muevo entre la simplicidad y el analisis, como deciamos sobre el analisis de las flores de Bach.
Ultimamente estoy mas proximo a la simplicidad como modelo.
Y aparte de esto muy proximo a Jodorowsky a quien vi resplandeciente en Valladolid en
Junio.
alex alonso
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