«Los verdaderos maestros no dejan huella. Son como el viento de la noche que atraviesa y cambia por completo al discípulo sin por ello alterar nada, ni siquiera sus mayores debilidades: arrastra todas las ideas que tenía sobre sí mismo y lo deja como siempre ha sido, desde el principio.»

Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber

viernes, 7 de noviembre de 2008

Inteligencia Emocional

Acabo de hincarle el diente al libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman; ya sabéis, un clásico sobre el tema de las emociones. Me ha parecido oportuno hacerlo debido a la posible relación que puedan tener las modernas investigaciones sobre las emociones con la terapia con Flores de Bach, sobre todo por ser esta última un asunto de emociones, por lo menos tal como se plantea hoy día en determinados círculos.

Sin embargo no estoy tan seguro de que las Flores de Bach sea tan sólo un asunto de emociones. Decididamente no creo que todas las flores correspondan a emociones o, como a veces se las describe, a reacciones emocionales que casi siempre se clasifican como si estuvieran al mismo nivel o pertenecieran a la misma categoría de “posibles reacciones emocionales que puede tener un ser humano” (todas ellas pertenecientes a alguno de los siete grupos en los que las clasificó Bach).

Lo que quiero decir es que casi con seguridad algunos estados emocionales Bach son, evolutivamente hablando, mucho más antiguos que otros. Si por ejemplo tomamos Rock Rose, la flor correspondiente al miedo irracional y paralizante, nos daremos cuenta de que el cariz y la textura emocional de ese estado son muy diferentes a los de muchos otros, como por ejemplo en el caso de Scleranthus, el típico estado de duda entre dos cosas.

Así pues no es muy difícil darse cuenta de que mientras Rock Rose corresponde más a una reacción visceral y corporal, probablemente bastante primitiva (tronco cerebral y sistema límbico), Scleranthus encaja más con una problemática más mental que otra cosa (neocórtex). El propio Goleman y muchos otros autores señalan que es muy posible que sólo haya unas pocas emociones realmente primitivas o protoemociones a partir de las cuales se han ido construyendo las demás.

Por tanto una tarea interesante podría ser tratar de situar los estados florales a lo largo de todo el espectro de conciencia (tronco cerebral – sistema límbico – neocórtex) o, lo que es lo mismo, tratar de situarlas en un contexto evolutivo por orden de aparición en el escenario emocional humano.

Me parece interesante porque, tal como han demostrado muchos autores, el mecanismo de la represión parece jugar un papel fundamental en nuestra psique, una represión que parece que sólo puede ser entendida si tenemos en cuenta la forma en que se desarrolla la evolución de las estructuras cerebrales y, por tanto, de sus posibles correlatos emocionales y mentales.

En nuestro contexto bachiano represión simplemente significaría que ciertos estados emocionales reprimen, ocultan, esconden o enmascaran a otros (las conocidas capas de cebolla), cosa que frecuentemente suele ser bastante habitual en la consulta. El asunto en estos casos sería ver si las capas de cebolla corresponden a una secuencia evolutiva o no.

Desde luego todo este tipo de investigaciones puede ser apasionante y, aunque por una parte es posible que en cierta medida nos apartemos de la sencillez que proclamaba Bach respecto al trabajo con su método curativo, debemos decir que por otra parte hacemos nuestras sus propias palabras respecto a las finalidades del médico del futuro: “tendrá que haber estudiado profundamente las leyes que rigen a la humanidad y a la propia naturaleza humana”, algo que por cierto es competencia de la Psicología y de muchas otras ciencias.

lunes, 27 de octubre de 2008

Rodeos filosóficos otoñales

Desde luego una de las cosas que más me interesa es la terapia en un sentido amplio, entendida como los medios o las vías hacia la curación. Creo que una de las investigaciones más apasionantes que podemos emprender hoy día es tratar de dilucidar cuál es la relación entre terapia y espiritualidad, qué entendemos por terapia y qué entendemos por espiritualidad. ¿Se puede estar sano estando espiritualmente enfermo? ¿Se puede estar espiritualmente muy desarrollado con una salud defectuosa?

Siempre he albergado la esperanza de que la Terapia con Flores de Bach pueda ayudarnos a responder este tipo de cuestiones y muchas otras que posiblemente puedan plantearse. Para ello se me antoja necesario un acercamiento integral a la Terapia Floral, lo cual sin duda exigirá echar un vistazo a los trabajos de reputados investigadores y terapeutas florales, entre los que posiblemente cabe destacar a Lluis Juan Bautista, Pedro López Clemente, Ricardo Orozco y Eduardo Grecco, entre otros, así como al propio Edward Bach.

Pero antes de abordar su obra me parece oportuno dar un rodeo por otras materias y otros campos de conocimiento que pueden arrojar mucha luz sobre el tema en cuestión, un rodeo que con seguridad nos llevará a los dominios de la psicología, la espiritualidad, la religión, la filosofía,etc., una aventura que tal vez valga la pena recorrer en nuestro intento de dotar de significado a nuestra existencia en un mundo en el que la profundidad de la vida brilla cada vez más por su ausencia, una aventura intelectual y experiencial en la que con mucho gusto me embarcaré (a pesar de ser consciente de que es muy posible que algo tan vasto me lleve toda la vida).

De momento, como me encanta hacer planes, me he provisto con una lista de obras en las que trataré de trabajar los próximos ocho o nueve meses. Son estas:

El Ojo del Espíritu de Ken Wilber.
Ciencia y Religión de Ken Wilber.
Primal Healing de Arthur Janov.
El héroe de las mil caras de Joseph Campbell.
El fenómeno humano de P. Teilhard de Chardin.
Una guía para los perplejos de E. F. Schumacher.
La espiritualidad de los movimientos esotéricos modernos de A. Faivre y otros.
El juego cósmico (o alguna otra cosa) de Stanislav Grof.
Inteligencia emocional de Daniel Goleman.
La creación de la experiencia de Jacobo Grinberg-Zylberbaum.
El hombre autorrealizado (o alguna otra cosa) de Abraham Maslow.
El mundo de las palabras (o laguna otra cosa) de Steven Pinker.
La estructura de las revoluciones científicas de T. S. Khun.
Algo de C. G. Jung.
Continuar con el maravilloso La pasión del pensamiento occidental de Richard Tarnas.
De la mística de Raimon Panikkar.
Fundamentos de la vía media de Nagarjuna.
Alguna que otra cosa que se cruce en mi camino como por ejemplo Asimetrías de Salvador Pániker.

Como veis hay mucho de todo. Si os apetece echar algún vistazo a alguno de esos libros podemos comentarlos juntos. Tal vez ya hayáis leído alguno de ellos. Me encantará escuchar o leer vuestras opiniones y sugerencias.

lunes, 20 de octubre de 2008

Menos turistas, más viajeros

Decididamente el mundo está lleno de turistas. En casi todos los lugares emblemáticos de cualquier ciudad abundan los turistas, y tal es así que incluso ellos mismos han logrado eclipsar todos los símbolos y los monumentos para erigirse protagonistas en medio de un ruido de cámaras digitales que no cesa.

Sujetos que coleccionan y miran objetos, ciudades convertidas en museos, ojos que no ven, ni sienten, ni probablemente comprenden que las ciudades, los monumentos, las catedrales también son seres dotados de cuerpo, mente, alma y espíritu; ojos ciegos al movimiento de la conciencia y a los tesoros secretos que palpitan en el corazón de todos esos lugares.

Marea de gente muerta, en fin, muerta hasta el empacho con lo que con seguridad se convertirá en una abrumadora colección de aburridas fotografías. Pero creo que ya es suficiente. Mi apuesta siempre ha sido, es y será dejar de ser un mero turista para convertirme en viajero. Pero para una explicación más detallada de lo que esto pueda significar os remito al cuento titulado La enciclopedia de mi libro Rugidos de almas, ese que comienza así:
Cuando el pequeño Golon cumplió diez años recibió dos regalos, uno procedente del cielo, el otro de sus padres. Lo que bajó de las nubes fue su nombre. Él no lo quiso, pero su cabeza tenía la propiedad de ser un imán para los excrementos de las golondrinas.

lunes, 6 de octubre de 2008

Co-creacion

Pues si, co-creacion, esa parece ser una de las claves de Findhorn y de sus alrededores, un intento creativo de establecer una nueva forma de entender la vida, la conciencia y la espiritualidad. Hoy en dia, por lo que veo, parece que los “devas”, esas inteligencias que en su dia fueron el alma mater de esta comunidad, no se dejan ver ni sentir tan facilmente. Desde luego aqui todo el mundo da por sentado que si realmente pudieramos cooperar con estas entidades, con estos espiritus de la naturaleza, seriamos capaces de dar a luz un mundo mas justo y mas comprensivo.

Tengo que decir que lo que aqui se aprecia, lo que aqui realmente se ha manifestado, es algo que no he podido encontrar en ningun otro lugar. Pienso que aun no podemos saber si las fuerzas que inspiran a las personas que viven y trabajan aqui seran capaces de llevar a cabo esa transformacion planetaria que muchos auguran, pero lo cierto es que cuando uno pasea por los rincones de la comunidad, medita en sus santuarios o simplemente cruza una sonrisa con alguien no deja de pensar que las cosas aqui parecen ir por buen camino. Veremos como se desarrollan las cosas en el futuro. De momento, si os apetece saber de que va todo esto os recomiendo que echeis un vistazo a http://www.findhorn.org/