«Los verdaderos maestros no dejan huella. Son como el viento de la noche que atraviesa y cambia por completo al discípulo sin por ello alterar nada, ni siquiera sus mayores debilidades: arrastra todas las ideas que tenía sobre sí mismo y lo deja como siempre ha sido, desde el principio.»

Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber

martes, 1 de febrero de 2011

Corpus Hermeticum

Decididamente estoy atravesando una fase oscura. En un sentido psicológico, claro está. Aunque no tan oscura como la del periodo 84–87. Oscura, pero no por ello improductiva. Tres libros en cinco años… Todo esto es muy interesante. Tan interesante como las oscuridades herméticas con las que estoy lidiando estas semanas. Reproduciré un párrafo completo incluido en el Corpus Hermeticum, citado a su vez en el libro Giordano Bruno y la tradición hermética de Frances A. Yates, un libro francamente maravilloso.

Si no te haces igual a Dios, no podrás comprenderle, ya que toda cosa sólo es inteligible para otra similar a ella. Elévate hasta alcanzar una grandeza por encima de toda medida, libérate de tu cuerpo con un brinco, pasa por encima de todo tiempo, hazte Eternidad y entonces comprenderás a Dios. Convéncete de que nada es imposible para ti, piensa que eres inmortal y que estás en condiciones de comprenderlo todo, todas las artes, todas las ciencias, la naturaleza de todo ser viviente. Asciende hasta situarte por encima de la mayor altitud; desciende por debajo de la profundidad más abisal. Experimenta en tu interior todas las sensaciones de aquello que ha sido creado, del fuego y del agua, de lo húmedo y de lo seco, imaginando que estás en todas partes, sobre la tierra, en el mar, en el cielo. Imagínate que aún no has nacido, que te encuentras en el seno materno, que eres adolescente, viejo, que estás muerto, que estás más allá de la muerte. Si consigues abarcar con tu pensamiento todas las cosas en su conjunto, tiempos, espacios, substancias, cualidades, cantidades, podrás conocer a Dios.

Un trabajo, el de Yates, ciertamente impresionante. Un repaso de toda la magia renacentista, desde Ficino hasta Bruno pasando por Pico, Dee, Agrippa, Campanella y muchos otros.

domingo, 16 de enero de 2011

Llegó el Señor Pez con sus discípulos

Sí, ya está aquí. Se trata de una autobiografía yóguica que he estado escribiendo durante los últimos dos años; un relato que, desde luego, no pretende eclipsar la historia de Yogananda, aunque sí quizá servir de complemento a su conocido libro. ¿Por qué no iba a poder cualquier yogui occidental escribir un relato sobre su propia vida yóguica?

El libro aún no existe, pero desde aquí os invito a que echéis un vistazo a sus preliminares virtuales. Espero que sea una realidad en dos o tres meses. Lo novedoso es que viene acompañado de una película que yo mismo he estado filmando. Ya podéis ver la primera parte. Espero vuestros comentarios.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Mal romance

Hace unos meses escribí un artículo sobre la visión y la filosofía de Edward Bach. Se trataba de un estudio de Bach desde una perspectiva transpersonal.

Mi intención era acercar el mundo de la psicología transpersonal a la visión y a la terapia propuestas por el médico de origen galés.

De hecho, envié el artículo al Journal of Transpersonal Research (JTR) para que lo publicasen.

Quería, y sigo queriendo, psicologizar a Bach, ya que, al fin y al cabo, los expertos en psiquismo, y en otros asuntos de la conciencia, son los psicólogos.

El artículo fue rechazado.

Querían trabajos que tuvieran una fuerte base empírica; o sea, datos, estadísticas, números, muestreos, pruebas, en definitiva, de que las Flores funcionan. Como si las Flores de Bach pudieran someterse tan fácilmente a las garras de la ciencia.

La sensación que da es que quieren pruebas de que lo transpersonal existe; en otras palabras, aplicar la ciencia, o quizá el cientifismo, a cosas transpersonales, cosas como el alma, el espíritu, la conciencia, etc.

El propio Ken Wilber ha intentado, en parte, hacer tal cosa, llegando incluso a proponer un matrimonio entre la ciencia y la religión, cosa que ha sido puesta en tela de juicio por otros investigadores.

Tal vez, como ya ha sugerido Jorge Ferrer, y como firmaría Lady Gaga, ese sea un mal romance.

De momento, mi romance con el JTR ha sufrido un serio revés.

domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Cómo es posible que una de las personas que hay en el mundo sea yo?

Mañana gris de domingo.

Me hago, entre otras, la misma pregunta que se hace Thomas Nagel en su libro Una visión de ningún lugar: ¿cómo es posible que una de las personas que hay en el mundo sea yo?

Parece más bien un koan zen.

En el zazenkai de hoy no he estado especialmente inspirado, demasiado murmullo en las neuronas.

Mi estómago está vacío. Me tomo dos castañas.

También me pregunto cómo continuar con la investigación transpersonal. Creo que no se trata sólo de psicología, y a buen seguro de mucho más que de simple empirismo psicológico.

La filosofía entra en juego. En particular, Eugenio Trías (
http://eugeniotrias.com/), uno de los filósofos más importantes de este país.

Lo digo porque hace unos meses leí uno de sus libros, y porque hablar del alma y del espíritu, como él hace, significa referirnos a cosas que están más allá o más acá de lo personal.

A los investigadores transpersonales no les vendría mal echar un vistazo a su obra.

¿Cuándo empecé a ser?

Me temo que no hay respuesta para muchas de estas preguntas. Me tranquiliza el hecho de saber que el otoño aún es largo y que en cualquier momento podré calentarme las manos con un cucurucho lleno de castañas calientes, quizá esta misma tarde.