Decididamente me declaro, entre otras cosas, perennialista. Y qué es eso, os preguntaréis. Pues simplemente alguien que abraza la visión del mundo propuesta por la llamada Filosofía Perenne o Tradición Perenne.
Lo de la Tradición Perenne es una vieja idea rescatada, parece ser, por Leibniz. Una de las ideas centrales de esta visión es que concibe al mundo, a la realidad y al ser humano como compuestos multidimensionales, es decir, la idea de que la realidad está estratificada en una serie de niveles o en una serie de esferas concéntricas dispuestas jerárquicamente. Esta jerarquía es lo que se ha dado en llamar la Gran Cadena del Ser (GCS).
Veamos algunos ejemplos sencillos de la GCS. Para empezar desde el punto de vista de la ciencia tenemos la sucesión: átomos, moléculas, células, órganos, organismos, etc. (cada nivel incluye y trasciende al anterior). Desde la neurofisiología tenemos: tronco cerebral, sistema límbico, neocórtex.
Pero la cosa no se queda ahí. Según muchas tradiciones de sabiduría el ser humano es un compuesto de: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu, lo que traducido a un nivel mucho mayor se convierte en: fisiosfera, biosfera, noosfera y teosfera.
Tenemos una versión perfecta de la GCS en los siete chakras del yoga: alimento, sexo, pertenencia-poder, emoción, mente verbal, intuición, trascendencia; algo que se corresponde con los tres cuerpos del Vedanta: físico, sutil y causal; con los tres cuerpos del Buda, la doctrina del Trikaya, y con los tres mundos de la Ciencia Védica: tierra, atmósfera y cielo.
Pero no necesitamos ponernos excesivamente místicos para encontrarnos otras versiones de la GCS en otros ámbitos más cercanos. Tenemos un claro ejemplo en la famosa jerarquía de necesidades de Maslow: comida, protección, pertenencia, autoestima, autorrealización y trascendencia; en la evolución del desarrollo moral de Kohlberg o en los estadios del desarrollo de Piaget.
En fin, parece que miremos donde miremos nos tropezamos siempre con alguna jerarquía, u holoarquía como algunos han sugerido. Pero esa es otra cuestión. En cualquier caso tener en cuenta siempre la GCS puede ser fundamental para comprender la naturaleza de la realidad, ¿no os parece?
Lo de la Tradición Perenne es una vieja idea rescatada, parece ser, por Leibniz. Una de las ideas centrales de esta visión es que concibe al mundo, a la realidad y al ser humano como compuestos multidimensionales, es decir, la idea de que la realidad está estratificada en una serie de niveles o en una serie de esferas concéntricas dispuestas jerárquicamente. Esta jerarquía es lo que se ha dado en llamar la Gran Cadena del Ser (GCS).
Veamos algunos ejemplos sencillos de la GCS. Para empezar desde el punto de vista de la ciencia tenemos la sucesión: átomos, moléculas, células, órganos, organismos, etc. (cada nivel incluye y trasciende al anterior). Desde la neurofisiología tenemos: tronco cerebral, sistema límbico, neocórtex.
Pero la cosa no se queda ahí. Según muchas tradiciones de sabiduría el ser humano es un compuesto de: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu, lo que traducido a un nivel mucho mayor se convierte en: fisiosfera, biosfera, noosfera y teosfera.
Tenemos una versión perfecta de la GCS en los siete chakras del yoga: alimento, sexo, pertenencia-poder, emoción, mente verbal, intuición, trascendencia; algo que se corresponde con los tres cuerpos del Vedanta: físico, sutil y causal; con los tres cuerpos del Buda, la doctrina del Trikaya, y con los tres mundos de la Ciencia Védica: tierra, atmósfera y cielo.
Pero no necesitamos ponernos excesivamente místicos para encontrarnos otras versiones de la GCS en otros ámbitos más cercanos. Tenemos un claro ejemplo en la famosa jerarquía de necesidades de Maslow: comida, protección, pertenencia, autoestima, autorrealización y trascendencia; en la evolución del desarrollo moral de Kohlberg o en los estadios del desarrollo de Piaget.
En fin, parece que miremos donde miremos nos tropezamos siempre con alguna jerarquía, u holoarquía como algunos han sugerido. Pero esa es otra cuestión. En cualquier caso tener en cuenta siempre la GCS puede ser fundamental para comprender la naturaleza de la realidad, ¿no os parece?
0 comentarios:
Publicar un comentario