Parece que el proceso Big Mind está de moda. Yo tuve la oportunidad de realizarlo hace unos dos meses de la mano de Alejandro Villar. Como imagino que muchos de vosotros no sabréis aún de qué se trata os diré que la persona que lo ha desarrollado es el maestro zen Genpo Roshi. Lo cierto es que es un proceso bastante original en el que se combinan algunos elementos de la psicología occidental y de las tradiciones contemplativas orientales como el zen. El objetivo de todo el proceso es tener un atisbo de lo que Genpo ha llamado la Gran Mente, un vislumbre rápido de “nuestra verdadera naturaleza” o del “despertar” tal como los conciben esas tradiciones contemplativas.
Hay que decir que todo el asunto está patrocinado por Ken Wilber, algo que está contribuyendo a que este proceso sea bastante popular entre sus incondicionales.
Desde mi propio punto de vista tengo que decir que el proceso me pareció francamente interesante porque, en cierta forma, reúne algunos elementos que es posible que puedan hacernos tener un atisbo de esa Gran Mente. Si tuviera que ponerle adjetivos tendría que decir que me pareció un bello proceso terapéutico, liberador, pacificador, integrador; una toma de conciencia muy potente sobre algunos aspectos de la personalidad y una toma de contacto con ciertos aspectos de la experiencia auténticamente espirituales.
Sin embargo no sé exactamente si tuve un atisbo de la Gran Mente. Desde luego si el estado final al que me condujo el proceso es un destello de esa Gran Mente tengo que decir que no se diferencia mucho de los estados que fácilmente puedo conseguir a diario en mi meditación habitual o en determinados momentos del día.
Es posible que el proceso Big Mind nos brinde un acceso rápido a esos estados iluminados pero pienso que no es una varita mágica a través de la cual vayamos de pronto a iluminarnos todos.
Lo que creo es que siendo Ken Wiber un autor tan influyente en estos círculos transpersonales y espirituales es muy fácil pensar y creer que sus prácticas y técnicas favoritas nos van a sentar igual de bien a todos nosotros, cosa que no tiene por qué ocurrir.
Pienso que debemos ser lo suficientemente críticos con todos los productos espirituales que caen en nuestras manos y también con todos nuestros autores favoritos porque si no corremos un gran riesgo de padecer guruítis (seguimiento compulsivo de un gurú o maestro espiritulal) y de descubrirnos a nosotros mismos pronunciando las mismas palabras que ellos y escribiendo las mismas cosas que ellos, cosa que es bastante común en todos nosotros y sobre todo en estos círculos.
Pienso que en muchas ocasiones nos aferramos demasiado a estos papás espirituales y que a fin de cuentas lo único que conseguimos con esta actitud es frenar nuestro propio desarrollo libre e independiente.
Francamente no tengo ninguna prisa por iluminarme ni por tener un atisbo de la Gran Mente (a lo Genpo Roshi), creo que hay otros asuntos previos que pueden ser tremendamente iluminadores y que no tienen nada que ver con lo que las tradiciones contemplativas de Oriente o de Occidente nos puedan contar. Pero para todos los que queráis saber algo más sobre este proceso podéis echar un vistazo al libro Gran Mente, Gran Corazón de Genpo Roshi publicado en La Liebre de Marzo.
Hay que decir que todo el asunto está patrocinado por Ken Wilber, algo que está contribuyendo a que este proceso sea bastante popular entre sus incondicionales.
Desde mi propio punto de vista tengo que decir que el proceso me pareció francamente interesante porque, en cierta forma, reúne algunos elementos que es posible que puedan hacernos tener un atisbo de esa Gran Mente. Si tuviera que ponerle adjetivos tendría que decir que me pareció un bello proceso terapéutico, liberador, pacificador, integrador; una toma de conciencia muy potente sobre algunos aspectos de la personalidad y una toma de contacto con ciertos aspectos de la experiencia auténticamente espirituales.
Sin embargo no sé exactamente si tuve un atisbo de la Gran Mente. Desde luego si el estado final al que me condujo el proceso es un destello de esa Gran Mente tengo que decir que no se diferencia mucho de los estados que fácilmente puedo conseguir a diario en mi meditación habitual o en determinados momentos del día.
Es posible que el proceso Big Mind nos brinde un acceso rápido a esos estados iluminados pero pienso que no es una varita mágica a través de la cual vayamos de pronto a iluminarnos todos.
Lo que creo es que siendo Ken Wiber un autor tan influyente en estos círculos transpersonales y espirituales es muy fácil pensar y creer que sus prácticas y técnicas favoritas nos van a sentar igual de bien a todos nosotros, cosa que no tiene por qué ocurrir.
Pienso que debemos ser lo suficientemente críticos con todos los productos espirituales que caen en nuestras manos y también con todos nuestros autores favoritos porque si no corremos un gran riesgo de padecer guruítis (seguimiento compulsivo de un gurú o maestro espiritulal) y de descubrirnos a nosotros mismos pronunciando las mismas palabras que ellos y escribiendo las mismas cosas que ellos, cosa que es bastante común en todos nosotros y sobre todo en estos círculos.
Pienso que en muchas ocasiones nos aferramos demasiado a estos papás espirituales y que a fin de cuentas lo único que conseguimos con esta actitud es frenar nuestro propio desarrollo libre e independiente.
Francamente no tengo ninguna prisa por iluminarme ni por tener un atisbo de la Gran Mente (a lo Genpo Roshi), creo que hay otros asuntos previos que pueden ser tremendamente iluminadores y que no tienen nada que ver con lo que las tradiciones contemplativas de Oriente o de Occidente nos puedan contar. Pero para todos los que queráis saber algo más sobre este proceso podéis echar un vistazo al libro Gran Mente, Gran Corazón de Genpo Roshi publicado en La Liebre de Marzo.
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